El espacio constituye un dispositivo fundamental en la articulación, reproducción y transformación de la memoria. Efectivamente resulta muy difícil evocar algún suceso sin que se piense en el lugar donde ha acaecido. En la historia contemporánea se construyen lugares para aludir sucesos memorables, crear la ilusión de la permanencia, continuidad y perdurabilidad frente al avasallante transcurso del tiempo y el inevitable cambio. Los conflictos violentos, los sucesos bélicos, las víctimas y los pueblos avasallados han sido en el último siglo objeto de conmemoración mediante la construcción de símbolos y contenedores de su historia. Objetivada en formas de monumentos, memoriales, museos, espacio público y paisaje, la memoria precisa del espacio. En este artículo se examinan las distintas formas de objetivación de la memoria intersubjetiva en el espacio siendo los actos violentos en el último siglo el objeto de la conmemoración
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