Abstract
El presente artículo aborda algunos aspectos de la ofensiva conservadora actualmente en curso en la educación uruguaya a través del análisis de dos tipos de fenómenos: a) un conjunto de cambios impulsados en la legislación educativa durante el año 2020; b) el uso que por parte de las autoridades gubernamentales se ha desarrollado del principio de laicidad. Partiendo de un marco conceptual sensible a los procesos de construcción discursiva que disputan sentidos hegemónicos a nivel social, el artículo presta atención a las manifestaciones pospolíticas y posideológicas que caracterizan a la ofensiva conservadora. Desde el punto de vista metodológico se trabaja con fuentes documentales (actas parlamentarias, textos legales, resoluciones de autoridades educativas y expresiones de actores claves). El artículo en su conjunto pretende aportar elementos para la comprensión de los efectos que el desarrollo de una discursividad conservadora viene produciendo en el caso uruguayo a los efectos de mostrar sus particularidades en un marco de despliegue del conservadurismo a nivel global.
Highlights
This article addresses some aspects of the conservative offensive
a set of changes promoted in educational legislation
the use that government authorities have developed of the principle of secularism
Summary
La pretensión dogmática de imponer una forma de pensamiento tiene diversos ropajes. A veces, se embandera con presuntas corrientes “críticas” o “antisistémicas”, que insisten en generar en los estudiantes, luchadores contra un mundo opresivo, reproductor de desigualdades o excluyente de diversas minorías. Se alude nuevamente al principio de laicidad, en el marco de una reglamentación que establece, entre otras cosas, que (...) en la enseñanza pública, se debe ofrecer a los padres o tutores la opción de oponerse a que se traten con sus hijos o pupilos determinados temas, o a que realicen algunas actividades o empleen determinados materiales didácticos o bibliográficos, o la totalidad de los mismos (Artículo 5, inciso 5.3). Se aprecia una tensión instalada en el discurso en la que, en línea con lo que ha sido señalado en estudios para el caso de otros países de la región, se instala la idea de los estudiantes como “propiedad” de sus padres y potenciales víctimas de adoctrinamiento por parte de sus docentes (Frigotto, 2017; Penna, 2016). La laicidad así aplicada parece no poder proteger más que al propio discurso conservador
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