Abstract

En años recientes el extractivismo se ha agudizado, expandiendo sus operaciones en América Latina. México ha insertado su economía en la división internacional del trabajo de manera subordinada como proveedora de fuerza de trabajo barata y materias primas; es decir, mediante la superexplotación del trabajo y el despojo de bienes naturales. Las reformas estructurales neoliberales abrieron el camino para la penetración de inversión extranjera en actividades maquiladoras y extractivas en el país. Aunque la economía de México no ha sido reprimarizada al mismo grado que otros países de América Latina, las actividades extractivas se han expandido considerablemente desde las últimas décadas del siglo pasado. Actualmente, México es el productor de plata más grande del mundo y se ubica en el top diez internacional en la producción de oro, cobre y zinc. En este artículo se analiza el caso a México como un tipo de extractivismo neoliberal, enfocado principalmente en la minería, la actividad extractiva clásica. Se enfatiza el papel del Estado mexicano para facilitar el avance del capital extractivo y la expansión de las actividades mineras en México, y se plantea que las reformas neoliberales, junto con el desarrollo de tecnología de punta para la extracción y procesamiento de metales preciosos, como el oro y la plata, permitieron la expansión de la frontera extractiva hacia territorios previamente considerados como improductivos, los cuales están habitados principalmente por comunidades indígenas y campesinas.

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