El lago Chad es un oasis en medio del desierto. Se trata de un lago tropical cuya cuenca activa se alimenta principalmente de las aguas del río Chari y de su afluente el río Logone. Cerca de cien millones de habitantes viven de sus aguas. Desde hace varias décadas, su población atraviesa una situación de emergencia hídrica y humanitaria que es producto de una combinación de factores. Este artículo busca abordar esta problemática multidimensional desde la perspectiva hidrosocial que focaliza no solamente en las cuestiones ambientales, sino que considera que las crisis hídricas son resultado de las relaciones simbióticas entre el ser humano y la naturaleza. Esta perspectiva político-ecológica supone una estrecha relación entre las transformaciones en el ciclo hidrológico a nivel local, regional y global, de una parte, y las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales de poder, de otra. Así considerado, las crisis involucran las estructuras estatales y las decisiones políticas, las geometrías de poder, las relaciones económicas y sociales de sus habitantes, y la relación que se establece entre estos factores y el medio ambiente. Por ello, este estudio no considera la cuestión del lago Chad como el mero resultado de un proceso natural de desertización o de cambio climático influenciado o no por la acción humana. Consideramos en cambio, que esta problemática está atravesada por múltiples variables y actores que interactúan y se influencian entre sí determinando la situación actual de la región, que en este caso, involucra además a cuatro estados africanos. Se utilizará asimismo el concepto de waterscape, entendiendo por ello “una unidad de paisaje”, que es resultado de la interacción entre las sociedades y su ambiente. En su expresión actual, el waterscape del lago Chad muestra una región que sufre desplazamientos humanos constantes debido a los cambios en el régimen de lluvias, la falta de aguas y de pasturas, resultantes de la desertización. A su vez, este movimiento de pueblos provoca conflictos comunales entre ganaderos y agricultores por la posesión y el uso de la tierra. La falta de legislación y de una gestión estatal que contemple una adecuada política de tierras agrava la violencia cotidiana que, por otra parte, también se ve exacerbada por la violencia estatal a la hora de reprimir los enfrentamientos comunales. Desde hace casi dos décadas, la región ha visto la proliferación de diversos grupos armados que encuentran en esta situación una ocasión propicia para desarrollar sus actividades ilícitas vinculadas al crimen organizado. Teniendo en cuenta los lineamientos teóricos que hemos esbozado líneas arriba, en este artículo buscamos analizar la actual crisis del lago Chad como una crisis regional en la que se entremezclan factores ambientales, sociales y políticos. En este sentido, analizaremos la variación del régimen de lluvias y sus repercusiones sobre los estados del lago, los movimientos poblacionales históricos y actuales de las diversas etnias que habitan la región, el rol y las políticas impuestas para con habitantes por parte de los cuatro estados de la cuenca, la violencia estatal, comunal y terrorista que se verifica en la zona, y la vinculación entre estos factores como determinantes de la actual situación de la región.