Este artículo ha examinado la comunicación telefónica de malas noticias en el ámbito sanitario durante la emergencia de salud pública de importancia internacional decretada por la OMS el 11 de marzo de 2020. Comunicar malas noticias no es una tarea fácil ni grata, especialmente cuando se trata de un fallecimiento. Sus efectos, tanto para el emisor como para el receptor, dependerán del modo en que esta se realice. En relación al receptor, una adecuada comunicación puede facilitar el proceso de aceptación y adaptación a la nueva realidad, aquella en la que su ser querido ya no está. Por lo que respecta al emisor, una correcta transmisión de la información puede suponer una disminución de los niveles de estrés aumentando la eficacia de la comunicación, presente y futura, así como reduciendo la probabilidad de aparición de problemáticas como el burnout. Una buena notificación de noticias desfavorables precisa de habilidades de comunicación y del manejo de pautas técnicas básicas de actuación, para lo cual es preciso formación. La situación de pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha convertido la comunicación de malas noticias, hasta ahora considerada una competencia menor, en un elemento central del proceso asistencial. Las circunstancias excepcionales de esta emergencia sanitaria han supuesto además, tener que realizar en muchas ocasiones las comunicaciones a través del teléfono, acción no recomendada en situaciones normales por los inconvenientes asociados y que ha supuesto un auténtico reto para los profesionales. La escasez de material específico sobre comunicación remota en situaciones excepcionales como la actual, hace necesario estudios e investigaciones que profundicen sobre el área. El presente artículo, ha tratado de abordar estas cuestiones.
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