This study is a follow-up of patients fitted with one or two hearing aids, approximately 10 years previously. Our patients were identified through population screening for hearing difficulties when they were aged 50–65 years. At the time, they had a trial of unilateral and bilateral fittings, and then they made their own choice to keep one or two aids. We found that 10 of the 12 who had opted for two aids and were available for follow-up 10 years later continued using at least one aid (83%, 95% CI 55–95). Six of the 17 who opted for unilateral fitting and were available for follow-up used a hearing aid in the long term (35%, 95% CI: 17–59%). Therefore, this study suggests that people who are identified through population screening, are bilaterally impaired, are willing to try bilateral fitting, and choose to continue with two aids, are likely to become long-term users of (one or two) hearing aids. Those who choose to continue with one aid after a trial of bilateral fitting are at high risk of rejecting the aid in the long term. Our sample is small, and we took a number of steps in the analysis in order to clarify whether these findings are reliable. We could not identify any confounding factors. The patients' preference for continuing with bilateral or unilateral aids after fitting was the only predictor of long-term use in our sample. Remarkably, bilateral preference was a better predictor of long-term use than the degree of hearing impairment. We discuss how this study provides useful information for planning population screening for hearing difficulties in middle age.Sumario: En este estudio se realiza un seguimiento de pacientes con adaptación de uno o dos auxiliares auditivos, aproximadamente 10 años antes. Nuestros pacientes fueron identificados a través de un estudio de tamiz poblacional para dificultades auditivas, cuando tenian edades entre los 50 y los 65 años. En aquel momento, se les realizaron pruebas para adaptación unilateral y bilateral, para que luego ellos hicieran su propia elección de si mantenian uno o dos auxiliares auditivos. Encontramos que 10 de los 12 sujetos que optaron por dos auxiliares auditivos y que estuvieron disponibles para la evaluación hasta 10 años después, continuaron utilizando al menos uno de ellos (83%, 95%; IC55–95%). Seis de los 17 que optaron por una adaptación unilateral y que estuvieron disponibles para el seguimiento, continuaron usando un auxiliar auditivo a largo plazo (35%, 95%; IC17–59%). Por lo tanto, este estudio sugiere que las personas identificadas por medio de pruebas de tamiz poblacional, que tienen un compromiso bilateral, que están dispuesta a intentar una adaptación bilateral y que escogen continuar usando dos auxiliares auditivos, muy probablemente se convertirán en usuarios a largo plazo de (uno o dos) auxiliares auditivos. Aquellos que escogen continuar con sólo uno, luego de una prueba de adaptación bilateral, enfrentan un alto riesgo de rechazarlo a largo plazo. Nuestra muestra es pequeña, y nosotros seguimos una serie de pasos en el análisis para aclarar si estos hallazgos eran confiables. No pudimos indentificar ningún factor de confusión. La preferencia de los pacientes de continuar con auxiliares auditivos uni o bilateralmente después de la adaptación, fue el único elemento de predicción a largo plazo en nuestra muestra. Interesantemente, la preferencia bilateral fue un mejor criterio de predicción a largo plazo, que el grado de trastorno auditivo. Discutimos aquí cómo este estudio aporta información valiosa para la planificación de estudios de identificatión de dificultades auditivas en sujetos de edad media.