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La cultura morisca y su importancia en el desarrollo de Argelia en el siglo XVII

En la Argelia del siglo XVII, la agricultura tomó una nueva cara con los productos nuevos que trajeron con ellos los moriscos expulsados de España tras la Reconquista. Esos llegaron con nuevas formas de trabajar la tierra y con técnicas de riego muy útiles para una buena higiene de vida no sólo para los humanos, sino también para las plantas lo que muestra que los moriscos se aplicaron en todos los niveles de la economía urbana y suburbana. La artesanía tuvo, a su vez, un papel muy importante en las grandes urbes del Magreb central. Los artesanos moriscos dominaban las técnicas de las cerámicas finas de Al Ándalus, consideradas productos caros y apreciados. Sus piezas eran aptas para muchos usos, técnica que continuaron aplicando a su llegada a tierras del Magreb Central. Sin embargo, los moriscos destacaron más en el trabajo de la seda, actividad que siguieron desarrollando en sus nuevos destinos, hasta llegar a competir las ciudades argelinas con las españolas en este dominio. Cambiaron totalmente el sentido del comercio en Argel introduciendo nuevos hábitos de compra y venta de productos. Los moriscos se integraron de distintas maneras según las urbes donde se instalaron. En las ciudades del litoral centro magrebí y algunas del interior no muy alejadas del mar, les acogieron muy bien y adoptaron muchas de sus prácticas. Dichas prácticas perduraron y siguen presentes en la sociedad argelina actual sobre todo en ciudades como Tremecén, Mostaganem, Blida, Cherchel, Argel o Bujía.

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