Abstract
En su ensayo sobre literatura y enfermedad, Roberto Bolaño construye una tríada íntima de experiencia que nos guía a través de las motivaciones fundamentales que hay detrás de toda poesía y que está constituida ciertamente por los viajes, el sexo y los libros. Me propongo indagar en el presente trabajo cómo funciona esta tríada en la obra del cubano Reynaldo Arenas, especialmente en su autobiografía, Antes que anochezca, donde la enfermedad re direcciona la trayectoria del viaje. Si la fuga funciona como una constante que tensiona la obra y la vida de Arenas, en su autobiografía exilio y enfermedad se fusionan como signos intercambiables.
Highlights
Y me detengo aquí en dos modos posibles de leer esta intersección entre lo animal y la condición sexual que -aunque imposible de desarrollar completamente en este trabajo- se repite como una fauna incesante en la literatura latinoamericana
Recordando caracol 10 / dossiê las posibilidades discursivas de la enfermedad, tal como las pensó Susan Sontag en un ensayo ya canónico, Meruane destaca cómo el SIDA pone en escena una de las variantes metafóricas más peligrosas de la enfermedad: la del “enfermo como antisocial” (2012, 34) y la de “la enfermedad como un modo de agresión política” (2012, 34) por parte de aquellos que habían logrado liberarse y traspasar las fronteras de la nación
Desbordes del género en la Modernidad, Buenos Aires: Eterna Cadencia. 2012
Summary
¿Qué sería eso que la obra de Arenas festeja? En el mismo ensayo de Agamben con el que comenzaba estas reflexiones, se menciona también una festividad propia del Mediterráneo llamada “expulsión de la bulimia”. De ahí que el mundo de la naturaleza pero sobre todo el mundo animal puedan ser leídos en el relato de Arenas como índice de un proceso que tiene que ver con su propia interioridad y que le ofrecerá nuevas coordenadas para hablar de sí mismo y su propio deseo: Creo que siempre tuve una gran voracidad sexual. Estas pulsiones, este elemento claramente no racional, no elegido, es el que le otorga al mundo animal su fuerza, su potencia, y lo convierte no sólo en el reverso de todo tipo de dominio o administración, en paradigma de lo ingobernable, sino también en una forma de supervivencia: Cuando tenía cinco años contraje una enfermedad mortal por aquella época: la meningitis. Salí ileso también cuando me caí del potrico cerrero que intentaba domar y fui a dar con mi cabeza entre las piedras; incluso me salvé cuando rodé por el brocal del pozo, que no era más que unos pedazos de madera cruzados, y fui a dar al fondo que, por suerte, estaba lleno de agua (Arenas, 1992, 23-24)
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