Abstract

Actualmente hay cierto consenso en que el colapso de Lehman Brothers fue provocado por una corrida en el Sistema Bancario en la Sombra en 2008 (Pozsar, et al., 2010; Gorton y Metrick, 2012; Vasudevan, 2018). La relevancia de este asentimiento se mantiene hasta nuestros días, no solamente se mantuvo después de la crisis, sino que ha crecido en virtud de la reivindicación que ha tenido dicho concepto mediante el discurso institucional renombrándolo como Instituciones Financieras No Bancarias, nombre que comúnmente se puede encontrar en la literatura económica, para dejar atrás algún vestigio peyorativo sobre este.
 No obstante, el presente trabajo pretende hacer visible que no se trató de un simple cambio en la manera de referirse a éste, sino que tiene implicaciones más profundas. Bajo el discurso institucional internacional, pasó de ser nombrado Sistema Bancario en las Sombras, previo, durante e inmediatamente después del colapso de Lehman Brothers, para ser señalado como el culpable de la crisis, a las Instituciones Financieras No Bancarias. Quince años después, en virtud de se consideró como algo necesario para acceder al crédito, a los inversionistas no bancarios como una manera de obtener financiación barata para los bancos, lo que a su vez se traduce en crédito barato para los hogares. En consecuencia, hay incentivos para permitir que forme parte del ecosistema financiero.

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