Abstract
Las microalgas son organismos unicelulares autótrofos, marinos o de agua dulce, que han adquirido importancia a lo largo de los años por su elevada diversidad y potencial aplicación en la industria. Algunos de los usos más conocidos pertenecen a los sectores acuícola y agrícola, energético, cosmético y nutricional. Las variedades de microalgas cultivadas a gran escala, y cuyo uso está permitido en alimentación, son limitadas y, en concreto, la Chlorella vulgaris está reconocida por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para su uso culinario (Comisión Europea, 2022) Por su elevado contenido en proteínas de origen vegetal, así como vitaminas y minerales entre otros, son consideradas de alto valor nutritivo y con múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Los retos sensoriales inherentes a la incorporación de Chlorella vulgaris green en formulaciones alimentarias, debido a su alto contenido en clorofila que otorga el característico color verde y un sabor y aroma marinos, son un factor limitante para su aplicación en la industria alimentaria. Sin embargo, la Chlorella vulgaris golden, debido a su técnica de cultivo específica, carece de clorofila, lo que elimina estas barreras sensoriales y amplía las posibilidades de utilización de esta microalga en la alimentación, aportando un sabor y color más discretos con ligeras variaciones en sus beneficios nutricionales y funcionales (Barkia, Saari y Manning, 2019). Considerando lo mencionado anteriormente, es interesante considerar las microalgas como una posible alternativa a la proteína animal, saludable y económica para ser utilizada tanto en alimentación.
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