Abstract

Este texto realiza un análisis, desde la semiopragmática, de las representaciones de la masculinidad y sus nexos con el poder en tres películas mexicanas producidas en la década de los setenta: Los albañiles (Jorge Fons, 1976), El lugar sin límites (Arturo Ripstein, 1977) y Cadena perpetua (Arturo Ripstein, 1978). En este período, el Estado mexicano planteó una «apertura democrática» a la vez que reprimía a grupos disidentes y restringía los espacios de crítica. Las películas estudiadas elaboran esta paradoja mediante el desarrollo de lazos de padrinazgo entre las figuras de autoridad y los personajes varones, lazos que obligan a los hombres a ser ejecutores o víctimas del machismo y frustran la configuración de una masculinidad ciudadana. El contrasentido benevolencia-coacción se expresa con gestos, símbolos, elipsis, contrastes de iluminación y la puesta en escena.

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