Abstract

El artículo pretende demostrar la hipótesis general: la invasión de Rusia a Ucrania se inscribe en el marco de respuestas de Rusia ante la amenaza del proceso de militarización de los países de Europa Oriental vía su ingreso a la OTAN. Se responden dos preguntas guía: ¿Cómo se ha reproducido la política de fuerza militar de los Estados Unidos-OTAN en las últimas tres décadas, a partir del “fin de la Guerra Fría”? ¿Qué ha pasado con el complejo interinstitucional de seguridad europea, cuya fractura se evidencia con la actual guerra ruso-ucraniana? La comprobación empírica de la hipótesis se sustenta, por un lado, en exponer el descomunal presupuesto militar anual que ha mantenido Estados Unidos a pesar de la desintegración de la Unión Soviética y el colapso del socialismo real en Europa y, por otro lado, detallar la estrategia de Estados Unidos para militarizar la frontera del frente europeo de Rusia a través del ingreso a la OTAN de los países exsocialistas de Europa Oriental; proyecto que se formaliza con el Acta de Participación de la OTAN de 1994, mediante el cual el Congreso estadounidense autorizaba a Bill Clinton a implementar la estrategia mencionada, la cual fue profundizada por George Walker Bush y mantenida por Obama, Trump y, actualmente, por Biden. La reciente renovación del concepto estratégico de la OTAN convierte a ésta en el principal vector estratégico de Estados Unidos en el mundo.

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