Abstract

Utilizando datos del proceso de admisión a la educación superior en 2020, este artículo analiza el comportamiento distributivo de los cupos especiales de una política de inclusión socioeducativa chilena. Se crearon distintos indicadores para perfilar tanto la demanda como la oferta programática que adhiere a esta iniciativa. Los resultados evidencian que la asignación de cupos especiales no es homogénea ni azarosa; conforme mayor es la elitización, perfil académico y atributos socioeconómicos de la matrícula de un programa, menor es su cantidad de vacantes para admisión especial. Asimismo, los cupos especiales aumentan en carreras con bajos niveles de demanda y que concentran estudiantes con bajo desempeño en pruebas de admisión. Las conclusiones discuten si la contribución que los programas de mayor prestigio hacen a la inclusión social es más simbólica que real, así como la configuración de una lógica de uso instrumental de la admisión especial en programas de baja demanda.

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