Abstract

En este artículo se analizan las representaciones espaciales contenidas en los catastros antiguos, tomando como ejemplo el censimento milanés, iniciado en 1718. Elaborada en un contexto imperial, esta cartografía catastral y la evaluación fiscal asociada a él fueron elaborados desde diferentes puntos de vista. Una amplia gama de documentación conservada en Milán, Viena y París muestra cómo funcionarios y ciudadanos de diferentes niveles pudieron modificar e incluso moldear el territorio. La administración territorial, las reivindicaciones locales y la mirada imperial se superponen y comunican para producir, cada uno a su manera, una “imagen interesada”. Pero los mapas y la forma en que están escritos también reflejan estas tres escalas, revelando en última instancia una dinámica imperial, un proyecto negociado y compartido de justicia conmutativa.

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