Abstract

La tarea inmediata de los gobiernos mexicanos post revolucionarios en la década de los veinte fue la creación y consolidación de instituciones que construyeran el programa ideológico del nuevo Estado. En esa tarea, los intelectuales tuvieron un papel destacado, particularmente en el debate sobre las definiciones de la cultura e identidad nacional, en que se propició un ambiente de intercambio de ideas, así como de tensiones entre diferentes grupos artísticos e intelectuales. Este artículo analiza dos grupos en específico: el primero, encabezado por José Vasconcelos y el segundo, por Pedro Henríquez Ureña. Ambos personajes compartieron un vínculo intelectual y propósitos comunes, pero con maneras diferenciadas de cumplir con esas metas: el primero, como un hacedor de instituciones, vinculado directamente con la estructura gubernamental y las acciones de gobierno y, el segundo, como crítico social, además de atender el perfeccionamiento de su actividad artística. Así, a través del análisis comparativo de dos publicaciones en particular: La falange. Revista de cultura latina, como órgano del grupo vinculado con José Vasconcelos, y Vida Mexicana. Revista mensual de ideas de interés, por parte quienes siguieron a Pedro Henríquez Ureña, se analiza la trayectoria de dos formas de entender el papel social que se atribuía a los intelectuales, los puntos en común de estos grupos, así como las diferencias en los proyectos y trayectorias que siguieron después.

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