The experience of depression and anxiety among a sample of 91 patients with complaints of vertigo or dizziness was assessed using a widely available screening instrument, the Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS). Questionnaires to assess reported symptoms, self-esteem and social support were also administered. On the basis of clinical vestibular testing, 53% of participants were classified as having a labyrinthine disorder (canal paresis or positional vertigo), 22% as having a vestibular imbalance (spontaneous nystagmus or directional preponderance), and 25% as having no identifiable vestibular abnormality (negative test results). Based on the self-report measures using the screening instrument, 17% of the sample could be classified as depressed, and 29% as anxious. The presence of a vestibular lesion (based on clinical findings) was not associated with reported depression (F (3, 72) = 0.98, p=0.41). The variables were entered into a hierarchical multiple regression analysis with depression as the dependent variable. A model emerged which accounted for 50% of the variance. Three variables comprised the final model: anxiety (β = 0.44, p < 0.001), self-esteem (β = 0.27, p < 0.01), and satisfaction with social support (β = 0.25, p < 0.01). The results demonstrate the value of identifying psychosocial factors, as well as disease characteristics, among patients presenting at neurootology clinics. In particular, the findings highlight the importance of screening for emotional distress in this patient group, regardless of clinical test results or severity of self-reported symptoms.Se evaluaron las experiencias de depresión o ansiedad en una muestra de 91 pacientes con quejas de vértigo o mareo, utilizando un instrumento de tamizaje ampliamente disponible: la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS). Se administraron también cuestionarios para evaluar los síntomas reportados, el apoyo social y la autoestima. Con base en las pruebas clinicas vestibulares, el 53% de los participantes fue clasificado como portador de un trastorno laberíntico (paresia canalicular o vértigo posicional), 22% con desbalance vestibular (nistagmo espontáneo o preponderancia directional), y 25% con anomalías vestibulares no identificables (pruebas negativas). Con base en las medidas de auto-reporte utilizando instrumentos de tamizaje, un 17% de la muestra podría ser clasificado como deprimido, y 29% como ansioso. La presencia de una lesión vestibular (basada en hallazgos clínicos) no se asoció con el reporte de depresión (F(3,72) = 0.98, p=0.41). Las variables fueron introducidas en un análisis de regresión multiple jerárquico, con la depresión como la variable dependiente. Emergió un modelo que cubrió el 50% de la variancia. El modelo final fue eonstituído por tres variables: ansiedad (β = 0.44, p < 0.001), autoestima (β = 0.27, p < 0.01), y satisfactión con apoyo social (β = 0.25, p < 0.01). Los resultados demuestran el valor que tiene identificar factores psicosoeiales, al igual que características de la enfermedad, entre los pacientes que acuden a clínicas neuro-otológicas. En particular, los hallazgos destacan la importancia de identificar alteraciones emocionales en este grupo dc pacientes, independientemente de los resultados de las pruebas clínicas o la severidad de los síntomas auto-reportados.