En este artículo analizamos los procesos por los que los distintos actores sociales que gestionan el Espacio para la Memoria (ex ESMA) instalaron los primeros dispositivos visuales dentro y en las inmediaciones del predio en su conversión a sitio de memoria. Estas intervenciones son analizadas en tanto modos en que se entrelazan las marcas territoriales con los usos del lugar, entendiendo a estas prácticas como configuradoras de disputas sobre los usos del predio y su apropiación material. A través de su análisis es posible comprender cómo se semantiza el lugar, qué se intenta comunicar a través de ellas, qué organismos las gestionan y qué dinámicas institucionales se activan en el predio para su realización. A la vez que su estudio nos da algunas pautas de cómo se distribuye espacialmente el poder dentro del predio, ya que, desde una perspectiva territorial, la colocación de marcas muestra la organización espacial del predio, sus conflictos, superposiciones y disputas. Entre las marcas abordadas se encuentran las primeras carteleras informativas, murales, sténcils, muestras, monumentos y arquitecturas disruptivas que se instalan como verdaderos dispositivos de mediación memorial.
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