La obra maestra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha (1605, 1615) es una presencia recurrente en la literatura infantil desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Además de ediciones adaptadas de la novela, es posible encontrar obras que reescriben el mito quijotesco de manera menos obvia. Es el caso de la obra de teatro El príncipe que todo lo aprendió en los libros (1909) escrita por Jacinto Benavente y estrenada en “El teatro de los niños” que él mismo había fundado. Este artículo propone que la reescritura del mito quijotesco que hace Benavente tiene como objetivo realizar una defensa de la imaginación de los niños. En concreto, explora cómo la afición a la lectura del príncipe no es corregida, sino alabada, y cómo el autor incorpora una plétora de referencias a cuentos populares para reivindicar el papel de la lectura de ficción en la formación de los niños. La obra de Benavente se perfila así como una historia para niños y adultos sobre el poder de la literatura y su efecto sobre los valores del público lector.