Although the concept of tropical birds as sedentary is pervasive, evidence suggests many are not. Our grasp of movement status in tropical birds is decidedly poor, but the successful long-term conservation of these birds depends on such information. Sedentariness will likely doom much tropical avian diversity, but increased vagility is a two-edged sword: beneficial in promoting immigration, but detrimental in that more than one habitat may be required. Birds requiring more than one habitat may be unable to locate a particular type as landscape modifications increase. Our long-term data set from the Sierra de Los Tuxtlas in southern Veracruz, México, reveals infrequent, large-scale movements in a local highland endemic. Wetmore’s Bush-Tanager ( Chlorospingus ophthalmicus wetmorei) seems occasionally dependent upon lowland forests (now greatly diminished) as a refugium from temporarily unsuitable highlands. Our data and observations lead us to three conclusions: 1) assumptions of sedentariness in tropical birds should be made with extreme caution; 2) normal, but periodic phenomena may be easily overlooked, even in relatively long-term studies; and 3) missing such phenomena jeopardizes the success of any conservation plan because over the long term a population may be dependent upon refugia only occasionally occupied. Aunque la idea de que las aves tropicales son sedentarias es muy extendida, las evidencias sugieren que muchas de ellas no lo son. Nuestro entendimiento acerca de los movimientos de las aves tropicales es sin duda muy escaso, sin embargo, la próspera conservación a largo plazo depende de este tipo de información. El hábito sedentario seguramente perjudicaría gran parte de la diversidad aviaria tropical, pero un aumento en su vagilidad es un arma de dos filos: benéfica por permitir la inmigración, pero detrimente, pues mas de un hábitat puede ser requerido para su conservación. Las aves que requieren más de un hábitat pueden ser incapaces de localizar un tipo particular si las modificaciones en el paisaje se incrementan. Nuestro conjunto de datos de muchos años en la sierra de los tuxtlas, en el sur de Veracruˇz, México, nos revela movimientos de mayor escala, poco frecuentes en un ave endémica local de las tierras altas. El chinchinero común ( Chlorospingus ophthalmicus wetmorei) parece ser dependiente ocasional de los bosques de las llanura, (actualmente muy disminuídos) como un refugio temporal de las condiciones adversas de las tierras altas. Nuestros datos y observaciones nos llevan a tres conclusiones: 1) las suposiciones sobre el hábito sedentario de las aves tropicales deben hacerse con extrema precaución, 2) fenómenos normales pero periódicos pueden no tomarse en cuenta fácilmente, aún en estudios de relativo largo plazo, y 3) el no tomar en cuenta estos fenómenos obstaculiza el éxito de cualquier programa de conservación porque la población en el largo plazo puede depender de refugios ocupados solo ocasionalmente.