En este trabajo analizamos algunas experiencias de vida de las mujeres que no quedan reflejadas en el sujeto que sustenta las formulaciones de los derechos humanos y al cual se dirige la protección a través de las normativas, de las políticas públicas, etc. Los feminismos han demostrado que ese sujeto hegemónico no es neutral al género, a la clase, a la “raza”, entre otras categorías. Ese sujeto recoge las experiencias de vida de los varones, heterosexuales, blancos y propietarios. Por tanto, las mujeres hemos necesitado obtener instrumentos y políticas públicas específicas de protección. Ello se debe a que las mujeres estamos constituidas como la “otredad” respecto de ese sujeto que devino hegemónico. Sin embargo, hacia adentro de la categoría “mujeres”, se producen jerarquías en el campo de la protección, ya que también esos instrumentos específicos dirigidos a las mujeres construyen un tipo ideal de mujer, sujeto de protección. En consecuencia, las categorías de orientación sexual, clase y “raza” no son consideradas adecuadamente para la protección de los derechos de todas las mujeres.