Water-related struggles worldwide may not involve armed conflict or direct bodily harm, but they are still violent in nature. Over the past century the Yaqui Tribe has continually contested water development plans and challenged distribution schemes, seeking to regain control over its livelihoods and the production of space in its ancestral homeland. In the Mexican state of Sonora we are currently witnessing a new chapter of the violent saga around water access in the Yaqui River valley. In fighting the proposed construction of the Independencia Aqueduct, intended to transfer water from the Yaqui River to the capital city of Hermosillo, the tribe’s struggles for recognition as a rightful resource holder have intensified. Paradoxically, dispossession is justified through an international human rights discourse and the relentless interrogation of indigenous authenticity aimed at delegitimizing Yaqui traditional resource claims.Las luchas relacionadas con el agua en todo el mundo no necesariamente conllevan conflicto armado o daño físico directo, pero todavía son violentas por naturaleza. Durante el ultimo siglo la tribu yaqui han impugnado continuamente los planes de desarrollo del agua y cuestionado los programas de distribución, con el propósito de recobrar el control sobre sus medios de subsistencia y la producción del espacio en su tierra ancestral. En el estado mexicano de Sonora estamos siendo testigos de un nuevo capítulo en la saga violenta en torno al acceso al agua en el Valle del Río Yaqui. Con la batalla contra el proyecto de construcción del Acueducto Independencia— diseñado para transportar agua del Río Yaqui a la ciudad capital de Hermosillo—las luchas de la tribu por el reconocimiento como dueños legítimos del recurso se han intensificado. Paradójicamente, el despojo se justifica por medio de un discurso de derechos humanos internacionales y el cuestionamiento implacable de la autenticidad indígena con el propósito de deslegitimar los reclamos yaquis sobre los recursos.
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