La colina de Qubbet el-Hawa fue el lugar elegido para el cementerio de los altos funcionarios de la provincia más meridional del Antiguo Egipto, desde finales del Reino Antiguo hasta finales del Reino Medio. Hasta la fecha se han descubierto, a media ladera, un centenar de tumbas excavadas en la roca distribuidas en varias terrazas superpuestas. Del estudio geológico/geotécnico se desprende que no había mejor emplazamiento, en un tramo donde predominan las areniscas, delimitado por dos estratos especialmente resistentes que sirven como suelo y techo de los hipogeos, lo que en principio garantizaba su estabilidad. En este artículo analizamos dos tumbas representativas de los dos períodos más importantes del cementerio: QH34h (Dinastía VI) y QH33 (Dinastía XII), construidas con una diferencia temporal de unos 400 años. A partir del estudio de fracturación y del análisis de la estabilidad geotécnica en estas tumbas comprobamos que la más moderna (QH33), respecto de la más antigua (QH34h), presenta innovaciones constructivas y de diseño que solucionaron los problemas de estabilidad que presentaban algunas de las tumbas más antiguas. Este estudio demuestra que, en primer lugar, la elección del emplazamiento de las tumbas se realizó en función de la naturaleza resistente de los estratos, en segundo lugar, que los métodos constructivos utilizados por los antiguos egipcios estaban condicionados por la geología de la colina y, en tercer lugar, que, resultado de la experiencia adquirida durante años, el diseño de las tumbas evolucionó para solucionar los problemas de estabilidad del macizo rocoso.
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