La inclusión educativa invita a la incorporación de nuevas prácticas pedagógicas por parte de toda la comunidad académica, que contengan estrategias lúdicas y promuevan un ambiente inclusivo, permitiendo a sus alumnos alcanzar el éxito escolar. Cada estudiante posee intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos, por lo que el sistema educativo debe promover la aplicación de técnicas de enseñanza innovadoras que fomenten las habilidades y destrezas de los estudiantes con necesidades educativas especiales en la educación regular, teniendo en cuenta sus ritmos y estilos de aprendizaje.
 El derecho a una educación de calidad se fundamenta en la participación activa e igualdad de oportunidades de todos los estudiantes en los procesos pedagógicos, independientemente de su condición física, económica, social, etc. La escuela inclusiva busca eliminar las barreras de participación escolar y garantizar la equidad en la educación, a través de la aplicación de adaptaciones curriculares y el apoyo necesario en una Institución Educativa regular para conseguir que los alumnos con NEE desarrollen destrezas cognitivas y sociales.
 Los maestros, por su parte, tienen el desafío de crear aulas inclusivas donde se genere cambios y modificaciones en cuanto a metodologías que permitan la formación integral de los estudiantes y la adquisición de un aprendizaje significativo.