Abstract

Los proyectos de reforma del aparato estatal y las propuestas de enmienda a la Constitución brasileña, sobre todo en el ámbito de la Propuesta de Enmienda n. 32 a la Constitución, pretenden reflejar los cambios ocurridos en el sector terciario de la economía, propuestos para reducir costes y aumentar la competencia productiva. Este es el fundamento utilizado para que los Delegados de Policía (comisarios e inspectores) se sometan a severos controles de horarios y registros electrónicos, los cuales son incompatibles con la naturaleza y los fundamentos de su actividad. Sin embargo, a todos los que actúen en nombre de la Administración Pública brasileña únicamente se les permite practicar las conductas expresamente previstas en la ley, contrariando la lógica de las esferas privadas. Esto significa que la ineficiencia que rodea al servicio público no necesariamente será combatida a través de controles de frecuencia en las reparticiones públicas. No obstante, la fuerza motivadora de esta idea en la organización pública originó una equivocada relación entre la presencia y la productividad. Pese a que los sofismos que fundamentan esta reglamentación son diametralmente contrarios a los pilares de la Constitución brasileña, las trincheras del pensamiento lógico y jurídico no siempre logran enfrentarse a ellos.

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