Abstract

Parte de la población nativa de la costa ecuatoriana mantiene en propiedad común extensos territorios y recursos que usa y gestiona de forma colectiva desde la época colonial. Lo común se construye alrededor de un modo de vida que se sostiene en conductas participativas, deliberativas, y consensuadas, como principio político de relación social. La Constitución del Ecuador (2008) orientada por la filosofía del “Sumak Kawsay” o Buen Vivir (BV) identifica a las Comunas como una organización ancestral, incluidas en el nuevo marco de redistribución de recursos y reconocimiento cultural. Paradójicamente aunque se respeta la cosmovisión indígena y su bien común, en la práctica se legalizan planes de crecimiento económico y privatización de tierras que ignoran los derechos comunales. En esta tensión el bien común para el buen vivir debe adoptar nuevas formas de resistencia para mantener su articulación al mercado sin perder su capacidad de decisión colectiva.

Highlights

  • [en] Communal Territories in Coastal Ecuador: Looking for Paths of Understanding between the Concept of Good Living and the Principle of Common Good

  • This common property is built around a way of life centered on the

  • in practice plans for economic growth ignore the inviolable rights of communal lands

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Summary

Introducción

Parte de la población nativa en la Península de Santa Elena (PSE) mantiene en propiedad común extensos territorios que maneja y gestiona de forma colectiva desde la época colonial. La propuesta gubernamental, que sin embargo mantiene como eje la propiedad privada en relación a la gestión territorial y sus recursos, con las prácticas culturales y proyectos de vida que definen a estas organizaciones comunales. La organización en comunas, sirvió para la defensa territorial y el reconocimiento de derechos colectivos, tanto en el caso Tsachila como en el de las “Grandes Comunidades Indígenas” del cordón marítimo (Ventura, 1996; 2012; Álvarez, 1988; 2002). La ley de Comunas les ha servido a los nativos para asegurar como bien común un territorio con limites inscriptos en el registro de propiedad del Estado, manteniendo así su histórica posesión colectiva. Esta lógica de ejercicio colectivo, presente en numerosas comunas de la región de manera habitual, es reivindicada ahora como forma discursiva, en tanto práctica alternativa, para grupos de personas que quieren vivir con cierto margen de soberanía entre el mercado y el Estado. De hecho autores como Laval y Dardot (2015) justamente apuntan a “contra conductas”, “contra poderes”, “auto-organización”, que oponen resistencia a la razón neoliberal y se enmarcan en el principio de “lo común” como construcción política

Contexto de luchas por el común
Inserción colonial y debilidades del mercado
Del extractivismo petrolero a la economía empresarial informal
Del pluralismo jurídico al Sumak Kawsay
El ideario del bien común y las prácticas de acción colectiva
Dinámicas internas en la gestión del bien común
El bien común y el buen vivir: paradojas del discurso en sus acciones
Dilemas para continuar
Referencias bibliográficas
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