Abstract

¿Pueden los actuales estudiantes universitarios, futuros profesionales cualificados, prescindir de la ética en su formación? En el mundo complejo y cambiante en que ejercerán su profesión no bastarán las intuiciones éticas comunes para responder a la segunda pregunta kantiana: ¿qué debemos hacer?, ¿qué valor tiene esta formación?, ¿qué valor hay que tener para afrontarla universitariamente?Los profesionales han de tomar decisiones que tengan en cuenta el servicio a la sociedad en el ejercicio de su profesión. También los profesores, los investigadores, las personas al servicio de la universidad, incluidas las autoridades académicas, deben tener siempre presente este componente ético de sus decisiones. Es necesario que los estudiantes desarrollen, como parte de su formación, competencias éticas –reflexivas y prácticas– para el ejercicio de su profesión, lo que creemos que ha de realizarse en la universidad. En la actual crisis la sociedad espera esto de la enseñanza universitaria.En este editorial pretendemos aportar una reflexión sobre la enseñanza y el aprendizaje de la ética en la universidad, pues, aunque conscientes de las dificultades inherentes a esta dimensión, sabemos también que esta formación es urgente y necesaria. Comenzamos preguntándonos sobre la posibilidad de esta formación, así como sobre su pertinencia universitaria. A continuación tratamos de esbozar sus contenidos y sus opciones metodológicas.

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