Abstract
Tal y como expone Heidegger en sus escritos privados de los años 1930-1940, el ser humano hodierno se habría vuelto incapaz de tener una experiencia auténtica (Erfahrung). Puede relacionarse con los entes (Seienden), pero no logra tener una auténtica experiencia del Ser (Seyn), el cual actúa como fundamento de toda experiencia ontológica posible. En este artículo, queremos reconstruir la tesis de una imposibilidad de la experiencia, tal y como la podemos encontrar en los escritos del legado póstumo, recientemente publicados y aún por investigar. Nuestro objetivo es demostrar que esta interpretación histórica, que tanta influencia ha ejercido en la filosofía del siglo XX, no puede interpretarse de forma radical ni sin límites. Si no, corremos el riesgo de quedarnos sin una base fenomenológica capaz de dar cuenta de nuestra experiencia –en cualquiera de sus determinaciones. Heidegger expone un impasse histórico, donde únicamente tenemos una experiencia del ser en su determinación actual y efectiva (Wirklichkeit). Sin embargo, si aceptamos que es tan sólo a partir de una experiencia del Ser que se pueden tener todas las demás experiencias, entonces cerramos los ojos al primer hecho fenomenológico de la donación de la vida –lo que el mismo Heidegger defendió en sus primeros cursos.
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