Abstract

ANTECEDENTES: Las gestaciones múltiples sugieren un mayor riesgo de mortalidad perinatal. Dentro de estas estadísticas, la muerte de un solo gemelo ocurre en hasta el 6% de los embarazos múltiples. La incidencia general después de las 20 semanas de gestación (sdg) se estima entre el 2.6% y el 6.2% de todos estos embarazos. Se ha demostrado que es la coriónicidad, más que la cigosidad, la que influye en el resultado de esta complicación, debido a la angioarquitectura placentaria de las circulaciones en los embarazos monocoriónicos. Las tasas de pérdida de hasta el 30-50% se han asociado con embarazos monocoriónicos y monoamnióticos. Si ocurre antes de las 14 sdg, el embrión puede desaparecer; entre las 14 y las 20 sdg, el feto se reduce en tamaño y volumen. Y, si ocurre después de 20 sdg, el feto permanece dentro del útero hasta el final de la gestación. CASO CLÍNICO: femenina de 18 años de edad, quien acudió a revisión obstétrica con reporte ultrasonográfico de un embarazo gemelar monocorial biamniótico de 30.4 sdg, y muerte de uno de los gemelos. Tras demostrar estabilidad hemodinámica del feto sobreviviente, así como estabilidad materna, se decidió internamiento para monitoreo estrecho. Una semana después desarrolló trabajo de parto pretérmino y se decidió la interrupción de la gestación de manera urgente. Se obtuvo un recién nacido masculino con edad gestacional sugestiva de 32 sdg, con dificultad respiratoria y requirió hospitalización para monitoreo estrecho del recién nacido prematuro. Madre egresó a las 48 horas, nunca desarrolló datos de coagulación intravascular diseminada (CID) y el recién nacido se mantuvo en hospitalización aproximadamente 3 semanas y media hasta que se egresó por adecuada adaptación. Nunca se demostró afectación neurológica o de algún otro órgano o sistema. CONCLUSIONES: Los factores más importantes al considerar el riesgo para el gemelo sobreviviente son la edad gestacional a la que ocurre la muerte del otro feto, y la corionicidad. El manejo debe incluir ecografías seriadas y programadas para el crecimiento. Estudios de Doppler arterial/venoso periférico e intracardiaco y una resonancia magnética al menos 3 semanas después de la muerte fetal para buscar cambios en el cerebro del gemelo sobreviviente. A pesar de que existen casos reportados de manejo conservador, es necesario el seguimiento estricto de datos de CID maternos, así como de desprendimiento prematuro de placenta normoinserta.

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