Abstract

Este texto desarrolla una interpretación histórica de lo que sucedió en la Edad del Cobre en la Península Ibérica. Lo que aconteció durante esta edad de oro solo pudo ser posible mediante un incremento de la producción agropecuaria. Estas sociedades produjeron efectivamente una considerable cantidad de excedentes, muchos de los cuales fueron necesarios para y consumidos en acciones de trabajo colectivo. La reiteración de las acciones colectivas y otros despliegues de trabajo social incrementaron necesariamente la presión sobre los productores primarios. Sin embargo, no parecen haber resultado en la institucionalización de mecanismos de explotación a largo plazo, inequívocamente observables en el registro arqueológico. El hecho de que este proceso no hiciera a la población vulnerable a formas permanentes de explotación fue muy probablemente el resultado combinado de una serie de factores históricos, algunos de los cuales pueden valorarse desde el registro que conocemos en la actualidad. En este trabajo discuto cinco posibles factores: la proporción entre tierra y trabajo, la permeabilidad de los paisajes sociales, la naturaleza de la intensificación agraria, la organización de la producción y de los derechos de propiedad y el papel de los fondos sociales o ceremoniales como mecanismo de acumulación y consumo colectivo. Finalmente, aventuro una explicación de las causas que provocaron la reestructuración de estas sociedades durante la transición a la Edad del Bronce.

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