Abstract

<p>La opinión pública como fenómeno sociológico ha sido objeto de muchas controversias. Hay por un lado quienes han puesto en duda su existencia, mientras que por otro hay quienes la ven como una promesa de una nueva democracia de carácter deliberativo.</p><p>Quizás el problema ha estado en la importancia moral que le dan ambos extremos. La opinión pública es fundamental para la política moderna, pero no es capaz de fundarla moralmente, y esta es una lección que debemos tomar en cuenta en México, particularmente para el proceso electoral del 2006.</p><p> </p><p> </p>

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