Abstract

A través de una experiencia etnográfica con el Cabildo Indígena de Puracé (CIP) en el Resguardo del mismo nombre (RIP) se puede observar cómo la “conservación” ha propiciado un espacio de interacción entre la organización indígena (CIP) y el Estado que permite evidenciar, por un lado, lo productivo que puede llegar a ser este proceso y por otro lado, que lo que sucede en esta dinámica puede ser mejor entendido a la luz de una plataforma analítica multi-naturalista y no solamente desde el marco multi-culturalista. Particularmente nos centraremos en mostrar cómo dos no-humanos, las vacas y los cóndores, se insertan de maneras específicas en redes socio-materiales particulares. En cada una de estas tanto las vacas como los cóndores son seres diferentes con los cuales se interactúa de manera particular. A partir de esto se sugiere una mirada que contemple la co-existencia de más que una sola naturaleza en un mismo espacio geográfico.

Highlights

  • Modos de identificación u ontologíasSe puede decir que la forma en que producimos el mundo comparte una serie de reglas de interacción e identificación entre nosotros los humanos y los demás existentes no-humanos (Descola, 2005), así podemos identificarnos en relación con los no-humanos y de acuerdo con ello desarrollamos formas particulares de interacción

  • Los modernos han puesto el planeta a fuego y sangre, sin jamás entrar en conflicto, sin ninguna declaración de guerra

  • This paper focuses on showing how two non-humans, cows and condors, are inserted in specific ways particular socio-material networks

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Summary

Modos de identificación u ontologías

Se puede decir que la forma en que producimos el mundo comparte una serie de reglas de interacción e identificación entre nosotros los humanos y los demás existentes no-humanos (Descola, 2005), así podemos identificarnos en relación con los no-humanos y de acuerdo con ello desarrollamos formas particulares de interacción. Para Descola, en el animismo humanos y no-humanos comparten la interioridad (e.g. espíritu) y se diferencian por su fisicalidad (e.g. los cuerpos que ocupan, la materialidad, la forma), de tal manera que humanos y no-humanos pueden ser sujetos y tener lo que entendemos como relaciones sociales. Para el caso de este documento se mostrará cómo las vacas no pueden entenderse estrictamente como objetos no-humanos desde la perspectiva de los puraceños. Todo lo anterior permite sugerir que el mundo o la manera en que lo entendemos y actuamos en él depende de cómo interactuamos con los otros existentes, produciendo lo que podemos comprender como redes socio-materiales, es decir, interacciones entre conjuntos de humanos y no humanos y las representaciones específicas que los humanos hacen de esto (Callon, 1999; Whatmore, 2002; Mol, 2007). Esta perspectiva evita la posición moderna de ubicar, por defecto, las formas no modernas de entender y producir el mundo como creencia, ausencia de objetividad o locura

Sobre cómo apareció Puracé en nuestra experiencia
Naturalezas en negociación
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