Abstract
This article is a Pedro Salinas's homage in the fifty anniversary of his death. Here, we analise his attitude in front of life and his securities through his poems, personal letters and essais. The poet criticizes the materialistic american stil of life, where he should live during his exile until his death (1936-1951). Against the hurry, the profitable things, the technology, the money..., Salinas believes in his language, slowness, friendship, contemplation of countryside, art, spiritualism, optimism, etc. Son of the Institucion Libre de Ensenanza's ideas, his personal ethics looked for the biggest perfection trought the will.
Highlights
Universidad de GeronaSe presentan en estas líneas unas cuantas «instantáneas», que no pretenden ser originales ni exhaustivas, pero que pueden contribuir a un más cabal conocimiento del escritor
Y, si el objetivo no se consigue por la imperfección humana, no importa, porque «es ya la salvación querer salvarnos»'^^; pues, en definitiva, el amor, como la poesía, como todo lo importante para Salinas «es una aventura hacia lo absoluto», por ello el poeta concluye: Hay que querer algo en este mundo, y consagrarse a ello
This article is a Pedro Salinas's homage in the fifty anniversary of his death. We analise his attitude in front of life and his securities through his poems, personal letters and essais
Summary
Se presentan en estas líneas unas cuantas «instantáneas», que no pretenden ser originales ni exhaustivas, pero que pueden contribuir a un más cabal conocimiento del escritor. Un excelente profesor, un gustador del arte, un viajero incansable, un individuo cordial, lleno de buen humor; pero, también, un hombre que padeció un largo exilio de 15 años tras una guerra que le arrancó de su país: Cuando se haga la paz veré que no tengo ni carrera, ni puesto, ni dinero, ni nombre, que me falta todo eso que he ganado en 40 años de vida y se ha vuelto humo. Esta preocupación por las convicciones que dan sentido a la vida es, quizá, lo que mejor define a Pedro Salinas. Al cumplirse cincuenta años de su desaparición —el 4 de diciembre de 1951— cuando vivimos un momento de cambio e incertidumbre, sin saber cómo llenar el vacío que ha dejado la modernidad, su actitud puede parecer «de otro siglo». Nuestro desconcierto, que nos hace sentir como «el hombre sin casa» del que hablaba Rilke, su figura se nos presenta como la de un hombre de valores, coherente, eterno defensor de causas perdidas que lo eran ya en su tiempo y hoy lo son definitivamente
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