Abstract

El objetivo del trabajo es documentar la existencia de un modelo de castigo-recompensa en las prácticas educativas hacia menores, en Querétaro, región centro-bajío del país, durante la década de 1950; considerada una etapa de transición a la Modernidad, en un entorno sociocultural dominado por las instituciones conservadoras. Las investigaciones previas muestran la existencia de castigos físicos y psicológicos en las aulas, aceptados por la sociedad, donde las y los menores no lo consideraban como violencia, sino quehacer docente. Los trabajos académicos se centraron en exhibir la crueldad de los castigos físicos y el papel de la docencia al ejercer relaciones de poder y dominación, pero sin prestar atención a las infancias ni a las dinámicas en las que, el correctivo es parte de una cotidianeidad en la que también abundan estímulos basados en la recompensa. Para dar muestra de ello, se desarrolló una investigación bajo el enfoque de la Historia Social y Cultural, usando fuentes oficiales y referencias como: fotografías, anuncios publicitarios, historietas o novelas, a través de las cuales se evidencian algunos de los estímulos y satisfactores que las familias, muchas veces mediante un fuerte sacrificio económico, daban a sus hijas e hijos para poder ir a la escuela. Entre las conclusiones destaca que, lo que antes se consideraban prácticas comunes, al paso del tiempo ya no lo son; y lo que era impensable, con el progresismo, ahora es la norma. El rechazo actual de la violencia física y psicológica entre y hacia la población escolar, no es la excepción.

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