Abstract

<p>Los responsables de colecciones de arte contemporáneo, a partir de las prácticas y las actitudes artísticas surgidas en la década de los sesenta y que siguen persistiendo hasta hoy, se han visto obligados a tener en cuenta los procesos previos de producción y de exhibición de una obra, para asumir los retos posteriores que esta planteará al integrarse en una colección. Han debido aceptar que el concepto de efímero es condición obligada en muchas ocasiones, que la temporalidad y el proceso no pueden obviarse, y que los archivos generados por los artistas pueden ser incluso más relevantes que sus propias obras. Y en cuanto a las <em>performances</em> deberán empezar a integrar la idea de “coleccionar espacios de tiempo”. Prácticas artísticas llevadas a cabo por artistas como Felix Gonzalez Torres y Tino Sehgal, con estrictos requisitos impuestos por ellos mismos para tener acceso a sus obras, pueden ser un buen referente a seguir para incorporar nuevas maneras de coleccionar. En este sentido los museos de arte contemporáneo deben encabezar y promover este tipo de acciones, dejando a un lado obsoletos modelos de coleccionismo.</p>

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