Abstract

Integrar pintura y arquitectura es un principio que artistas de la primera mitad del siglo XX consideraron fundamental para su enfoque de proyecto unitario. Este artículo analiza las obras pictóricas, en vínculo con su entorno, al interior del edificio sede del ex Ministerio de Educación Pública peruano, realizado entre 1951 y 1956 por el arquitecto Enrique Seoane Ros. El objetivo es conocer el tipo de vínculo entre estas creaciones y el espacio que lo contiene. Con esta finalidad, hemos aplicado el método histórico-crítico sobre la base publicaciones y visitas al lugar referido. Las conclusiones están relacionadas con la idea de que los murales se integran al pensamiento moderno, bajo convergencias artístico-políticas e influencias del ideario bauhausiano, de las teorías corbusieranas y de lo que Siqueiros llamó “plástica integral”. Finalmente, encontramos que estas pinturas cualifican su medio arquitectónico como valor intrínseco que transforma la percepción espacial.

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