Abstract

Este artículo analiza cómo la diplomacia cultural del gobierno de Enrique Peña Nieto tuvo presencia en las relaciones internacionales de México, pero con un desorden conceptual e irrelevancia en tanto herramienta de política exterior. La imagen de México en el exterior tuvo un buen inicio con el llamado Mexican moment, pero se desplomó después de los hechos asociados con la corrupción y la escalada de crímenes, específicamente con el caso de Ayotzinapa de 2014. Por su parte, el presupuesto destinado a diplomacia cultural fue una cifra nominal y decorativa ejercida desde la Dirección General de Cooperación Educativa y Cultural de la Amexcid, cuyo desempeño fue irrelevante debido a la falta de coordinación y redundancia de las iniciativas de las secretarías de Cultura, Economía, Turismo y la Presidencia de la República.

Full Text
Published version (Free)

Talk to us

Join us for a 30 min session where you can share your feedback and ask us any queries you have

Schedule a call