Abstract

El siguiente trabajo analiza las películas Monte criollo (1935) y Palermo (1937), de Arturo S. Mom como dos ejemplos de las primeras aproximaciones del cine argentino al género policial o crime film. En ese sentido, discutimos los modos en que estas películas trabajan, por un lado, con motivos del cine negro y de las películas de gangsters, es decir, los modelos del cine clásico hollywoodense y, por otro, cómo fusionan estas tradiciones con elementos propios de la cultura popular argentina contemporánea, los imaginarios del tango y del criollismo. A partir de esa fusión, algunos elementos que la tradición había colocado en el ámbito de la villanía son resignificados, tal como sucede con el dominio de la voz –que la tradición del gótico y del policial identificaban con el mal– que ahora, a partir de la heroicidad local del cantor de tangos, es ennoblecido. En este sentido, mostramos también de qué modo un crimen local concreto, el secuestro y asesinato de Eugenio Pereyra Iraola, modifica en el cine la representación de los criminales. A su vez, discutimos de qué modo estas películas reelaboran los arquetipos femeninos y masculinos de la época y proponen nuevos modelos de identidades genéricas.

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