Abstract

Se suele considerar a Kant como el filósofo más relevante e influyente de la ilustración y defensor del valor de la razón. Esta etiqueta, sin embargo, podría llevar a una interpretación errónea de su enfoque: Kant, de hecho, no solamente afirma el valor universal de la razón, cuando es utilizada dentro sus límites, sino que estaba convencido del poder de la mente para contribuir o impedir unas funciones corpóreas vitales. En la primera parte de mi texto intentaré aportar argumentos textuales para mostrar que la razón no coincide con la conciencia del sujeto empírico psicológico. En un nivel trascendental, compartimos las mismas funciones, pero en un nivel empírico, estas funciones pueden funcionar de forma imperfecta y no sana. En la segunda parte, me centraré en la dimensión empírica del discurso de Kant sobre las facultades y el estatus de la psicología en su sistema. En la tercera parte, consideraré la nosología y etiología de las enfermedades de la mente - centrándome en particular en la causa social de dichas enfermedades tal y como se esboza en el Versuch - y finalmente consideraré algunos afectos que, según Kant, promueven la salud de forma natural, como el fenómeno de llorar. Estas consideraciones ofrecen pistas hacia una comprensión de la salud mental (o del corazón) como dependiente de la relación cuerpo, mente y entorno social. A partir de esto, se podrían impulsar algunas reconsideraciones sobre la visión general de Kant de la razón.

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