Abstract
En la historia del arte y la literatura, el reconocimiento de la participación de la mujer llegó bastante tarde. El hombre ha sido, en un esquema tradicional del relato, el sujeto creador mientras que los personajes femeninos se han ubicado en el territorio de la marginalidad o del olvido -con sus respectivas y muy pocas excepciones-. Esta falta de reconocimiento dio un giro apenas en la segunda mitad del siglo XX gracias al feminismo que colocó sobre la mesa de discusión aspectos antes ausentes y que permiten, en la actualidad, presentar nuevas perspectivas. Entre los diversos temas abordados, la mirada habitual con la que se había construido la maternidad también tuvo una ruptura. La madre, que a lo largo de la historia ha sido representada bajo la figura del sacrificio y la virtud, obtuvo estos significantes debido a discursos solidificados en los albores de la modernidad. Sin embargo, las nuevas narraciones acerca de lo femenino lograron contrastar y cuestionar las representaciones habituales mostrando nuevas voces y lugares de enunciación.
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