Abstract

La naturaleza de las entidades matemáticas ha sido un problema filosófico recurrente en diversas épocas; aquí mostraré que fue una pieza clave en la definición de las posturas ontológicas durante la Modernidad temprana. La piedra de toque para la fundamentación de los conocimientos científicos fue el carácter que se atribuyó a las entidades matemáticas —y, en general, a las entidades abstractas, incluidas las lógicas— en la filosofía natural. Expongo dos posiciones de la Modernidad: la que defendió René Descartes, quien las concibió como entidades perennes, inherentes a la propia constitución y funcionamiento de la mente y la de autores como Pierre Gassendi y Marin Mersenne, quienes defendieron el origen empírico e instrumental de esas entidades.

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