Abstract

Arqueológicamente, el término verraco se aplica a las esculturas zoomorfas vettonas que representan toros o cerdos. El pueblo vetón ocupó un espacio impreciso entre las cuencas de los ríos Tajo y Duero en la Península Ibérica desde la Protohistoria hasta la época romana. Estas esculturas de animales, cuya utilidad aún es muy discutida, suelen tener grandes dimensiones, pero han sido desplazadas de sus ubicaciones originales. Por lo tanto, es necesario estudiar su origen para dilucidar su uso. Los análisis mineralógicos mediante microscopía óptica de polarización y espectroscopia de difracción de rayos X, así como análisis químicos mediante espectrometría de plasma acoplado inductivamente, han permitido atribuir determinados verracos a zonas de producción concretas. Coinciden con muestras de referencia tomadas en afloramientos rocosos actuales de naturaleza granítica. Con ello, se han trazado patrones de producción y distribución de estas esculturas, identificando talleres y definiendo pautas de comportamiento que ayudan a caracterizar sus funciones originales.

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