Abstract
La legitimación cultural de las series de televisión se percibe de manera crítica por parte de algunos autores vinculados a los estudios televisuales. La desconfianza ante este proceso tiene que ver con la creencia de que ha provocado una consolidación de las jerarquías culturales, de clase y de género. Los argumentos empleados por los deslegitimadores culturales de las series de televisión son, en su mayoría, una aplicación de las teorías sociológicas de la distinción de Bourdieu y de los estudios culturales. Nuestro objetivo consistirá en revelar las debilidades de algunas de sus críticas contra este proceso de legitimación cultural, tales como sus ataques a las jerarquías culturales, su apología de lo popular o su malestar con la estética.
Highlights
Por lo que el objetivo principal de los autores críticos con el proceso de legitimación consistiría en revelar las implicaciones políticas y sociales que ha supuesto el cambio de estatus de las nuevas series de televisivas, así como las consecuencias y los intereses ocultos detrás de la valoración estética de las series y la retórica ennoblecedora
Como afirma Harold Bloom (2001), si leemos un canon con la finalidad de conformar nuestros valores sociales, políticos y morales nos convertiremos en monstruos entregados al egoísmo en nombre de una supuesta justicia social que termina, paradójicamente, creando una cultura homogénea y despolitizada
Principalmente porque, si desde los estudios televisuales, los críticos con la legitimación cultural de las series están tan preocupados por la ideología, van a tener que vérselas con la estética, pero sin cometer el error típico de las teorías marxistas de considerarla un reflejo transparente de la ideología de clases
Summary
Los críticos con la legitimación cultural de las series acaban reduciendo el éxito de la series a la dimensión simbólica que aportarían a sus espectadores, haciéndose eco de las teorías de la distinción de Pierre Bourdieu (1998). Para el sociólogo francés, las prácticas de consumo están influidas por la clase social objetiva a la que pertenece el individuo. Los deslegitimadores culturales aplican la idea de la distinción social y del consumo simbólico para explicar el éxito de las series y su proceso de legitimación. Es un error pensar que el gusto por determinadas series emana de una elite minoritaria cuando tienen un éxito tan rotundo y evidente, porque en el momento que ese gusto elitista se difundiese dejaría de tener su supuesta aura de exclusividad y distinción. Por eso desde el ámbito del consumo parece difícil mantener la idea de que los espectadores ven ahora las series para hacer ostentación de su distinción social o cultural, por muchas camisetas de Heisenberg (Walter White de Breaking Bad) que podamos ver por Malasaña. Y que las nuevas tendencias del consumo tienen como punto de partida la desestructuración de los modelos de clase basados en la ostentación social (Soldevilla 2013)
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