Abstract

Tras un largo período de estabilidad de precios, la inflación ha repuntado de manera significativa en la UE. Tras las secuelas de la crisis de la COVID-19, la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania y la consiguiente interrupción de la cadena de suministro internacional han hecho subir el precio de las materias primas y los productos. Aunque los salarios nominales repuntaron en 2021 y 2022, el crecimiento de los salarios reales se ha mantenido por debajo de la inflación, afectando principalmente a los grupos de bajos ingresos. Si bien las instituciones de la UE pronostican que la inflación disminuirá lentamente hasta 2025, la negociación colectiva apenas ha podido adaptarse a las subidas de la inflación. La actualización de los salarios mínimos (en consonancia con la Directiva sobre salarios mínimos adecuados) desempeña un papel clave para proteger el poder adquisitivo de los salarios bajos. Dado que los salarios reales no siguen el ritmo de las tasas de inflación, es posible que resurjan tensiones en el diálogo social y la negociación colectiva durante los próximos años.

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