Abstract

El humanismo cívico se presenta como un nuevo modo de pensar y vivir la política. Un modo humano de habitar en la ciudad. Ahora bien, la reivindicación de lo humano que constituye su entraña teórica y práctica se cifra en que se esfuerza en recuperar la dignidad esencial del ser humano como criatura corpóreo-espiritual, abierta a la trascendencia y en posesión de una capacidad innata de ejercer actos libres y liberadores, es decir, configuradores de su plenitud humana. Pero para el humanismo cívico, tal plenitud o vida buena sólo es alcanzable a través de la educación de la libertad que se consigue con la adquisición de virtudes intelectuales y éticas; virtudes aprendidas y ejercitadas en el ambiente fértil de las comunidades de amistad.

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