Abstract

En los últimos años, festivales y eventos como Hello Wood y Open House se instalaron entre estudiantes de arquitectura y diseño como prácticas complementarias a la formación académica. Enmarcados en un ámbito informal, la iniciativa de ambos eventos implica experimentar para apropiar aquellas vivencias tangibles, así como también conocer los materiales y la espacialidad, los procesos constructivos y las experiencias compartidas por el contacto con estudios jóvenes y/o consagrados, artistas y diseñadores, conformando una comunidad.
 Estos dispositivos nos recuerdan a los sistemas pedagógicos implementados por los maestros del Movimiento Moderno. Frank Lloyd Wright en Taliesin o Walter Gropius en Bauhaus proponían aprender en la práctica, conociendo las cualidades constructivas y capacidades estéticas de cada material, previo a trabajar la configuración espacial. La comunidad era la clave para (re)pensar los modos de producción.Notamos, que se (re)toman y (re)producen rastros del espíritu moderno bajo una imagen renovadora, evidenciando una brecha entre la academia y los procesos productivos actuales que requiere volver a conectar al estudiante con la práctica. El viaje será un instrumento indispensable para explorar y desafiar los límites de lo conocido. Lo desconocido y el encuentro con el otro producirán las transformaciones y (re)construcciones del modo de mirar.

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