Abstract

Se realiza un planteamiento, desde el punto de vista biológico y filosófico evolucionista, sobre los mecanismos oncogénicos y su posible interpretación como un fenómeno adaptativo en la homeostasis celular, el sentido epistemológico de la complejidad de las interacciones entre los genes alterados, papel en la herencia y participación de sustancias mutagénicas como factores de riesgo. Todo ello dentro del marco de la Teoría de la Evolución.
 El interés por descifrar los mecanismos que subyacen en la mutagénesis no está exento de implicaciones ontológicas. Errores en la evolución pueden, igualmente, derivar en consecuencias positivas, dando lugar a modificaciones tan importantes como generar órganos en los vertebrados[1]. La aparición de los tumores no deja de ser una consecuencia evolutiva derivada de la ventaja, por otra parte, del salto de los primeros eucariotas unicelulares (2000 M.a.) a los organismos pluricelulares (800 M.a.).
 El surgimiento de mutaciones genéticas obliga a plantearse el concepto de progreso evolutivo, siendo la mejora o el perfeccionamiento una de las premisas del mismo. Quizás sea necesario revisar la epistemología de la Teoría de la Evolución en un contexto donde la supervivencia no tenga el mismo significado, según sea referido a la especie o al nivel celular, con un único fin: la supervivencia.

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