Abstract

This article tries to nuance traditional models that infer that developments in thirteenth-century Gothic sculpture be understood exclusively as emanating from the most important French cathedral workshops. Even if there are common artistic roots in Reims cathedral, the closest parallels to the sculptures erected in the 1260s in the cloister and the western towers of the cathedral of Burgos can be detected in the founders’ statues of Naumburg and Meissen, in Germany. Thus, for example, the statues of Otto I the Great and Adelheid in Meissen served as a relatively precise imperial model for the commemorative sculptures of King Ferdinand III of Castile and Beatrice of Hohenstaufen in the cloister of Burgos. The latter’s wedding in 1219 in Burgos’ old Romanesque cathedral underpinned the imperial pretensions of their son Alfonso X the Learned, who was elected Roman (German) king in Frankfurt in 1257. It has to be assumed that in the ensuing years of German-Castilian interchange a German sculptors’ workshop was employed in Burgos cathedral. Apart from the Naumburg-Meissen connection, this is confirmed by sculptural details of the Burgos cloister statues that reveal Magdeburgian origins — the missing link seemingly the sculptures of the Holy Sepulchre of Constance cathedral from c. 1260. These were commissioned by Bishop Eberhard II of Constance, head of a German legation that travelled to Burgos in 1257 to invite Alfonso the Learned to enter the Empire as the new German king.En este artículo se intenta demostrar que el modelo tradicional de explicar los desarrollos de la escultura gótica europea del siglo XIII exclusivamente como movimiento radial que emane de los talleres más importantes de las catedrales francesas, parece demasiado simple. Aunque existan raíces artísticas comunes en los talleres de escultura de la catedral de Reims, los paralelos más estrechos con las esculturas erigidas en la década de 1260 en el claustro y las torres occidentales de la catedral de Burgos se hallan en Alemania, en las estatuas de fundadores de las catedrales de Naumburgo y Meissen. Así, las estatuas de la pareja imperial de Otón I el Grande y Adelheid en Meissen sirvieron de modelo relativamente preciso para las esculturas conmemorativas de Fernando III el Santo y Beatriz de Hohenstaufen en el claustro de Burgos. Su boda de 1219, celebrada en la vieja catedral románica de Burgos, creó el fundamento de las pretensiones imperiales de su hijo Alfonso X el Sabio, que fue elegido Rey de los Romanos (de los alemanes) en Fráncfort en 1257. Hay que suponer que durante los años siguientes de intercambio entre Alemania y Castilla se empleó un taller de escultores alemanes en la catedral de Burgos. Aparte de la conexión con Naumburgo y Meissen, esto se confirma por detalles escultóricos de las estatuas del claustro de Burgos que denotan orígenes en el círculo artístico de Magdeburgo. El eslabón perdido parece ser las esculturas del Santo Sepulcro de la catedral de Constancia de hacia 1260, que muestran varias similitudes con las de Burgos. No parece casualidad que fueron encargadas por el obispo Eberhard II de Constancia, cabeza de una delegación alemana que viajó a Burgos en 1257 para invitar a Alfonso el Sabio a venir al Imperio como nuevo rey alemán.

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