Abstract

<p>Las ciudades bajo desarrollo capitalista experimentaron a lo largo de las últimas décadas profundos procesos de fragmentación urbana. Aquellas con función turística agudizaron este panorama dado el aumento del valor del suelo urbano. Tal es el caso de San Carlos de Bariloche, en la Patagonia andina argentina. Su alta compartimentación, sumada a la gran dispersión espacial de su ejido municipal y topografía accidentada, limitaron la funcionalidad y cohesión interna. <br />Se propone avanzar en la comprensión de dichas fracturas urbanas a partir del estudio de las asociaciones vecinales. Se trabaja desde la escala del barrio entendido como condensador de problemáticas globales, nacionales y locales y a partir de la figura de la Junta Vecinal en tanto unidad primaria de participación y principal articuladora en las relaciones entre vecinos, barrios y gobierno local. La hipótesis propone que la gestión, las relaciones y funciones asumidas desde las Juntas Vecinales, íntimamente vinculadas la condición de clase de sus vecinos, permite una mejor interacción a escala intraurbana y promueve situaciones más inclusivas en los sectores populares. Se da cuenta también del rol de las Juntas Vecinales en la construcción de imaginarios urbanos que inciden en un acercamiento-alejamiento de las distancias sociales intraurbanas.</p>

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