Abstract

Este artículo parte de la observación de los spots recogidos en el Museum of the Moving Image y los canales de YouTube de los candidatos a la presidencia de los EE. UU. Hasta la década de los ochenta no se normaliza el uso de la música en este tipo de publicidad. Se aprecia un uso decreciente del jingle y una mejora en la integración por congruencia y complementariedad de los significados aportados por la música. En los noventa hay un claro aumento en la cantidad de spots lanzados, a través de los cuales se asientan sus clichés estilísticos musicales más característicos. En el siglo XXI se integran los recursos musicales de la publicidad emocional, y actualmente se está normalizando un efectismo que absorbe el estilo del tráiler cinematográfico. A través de la música, el spot distingue el propósito del anunciante y señala palabras con silencios u otros recursos musicales.

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