Abstract

En la primera de las comedias conservadas de Aristófanes, Los Acarnienses, encontramos un pasaje (Ar. Ach. 1078-1084) de especial interés en cuanto a la expresión de lamento. Lámaco, general belicoso hasta el tuétano, se lamenta porque ha recibido la noticia de que debe marchar al ejército. Diceópolis, por su parte, comienza a burlarse de él lamentándose de manera fingida. Qué significa cada interjección —si es que significan algo por sí mismas—, cómo se insertan dentro de los enunciados y qué condiciones deben cumplir para que la expresión de la emoción sea exitosa son las cuestiones que trata de responder este estudio.

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